"Vivir... una oportunidad"




A Agurtzane Odriozola...
por el calor de sus intuiciones.


"Pienso que vivir constituye, en lo que a mi respecta, una oportunidad que no me será concedida una segunda vez: una oportunidad no porque la vida nos haga regalos y porque en una balanza ideal la suma de los placeres sea superior a la de las penas, sino porque valoro a cada momento la suerte que tengo de estar vivo, de acceder cada mañana a la luz y cada noche a las sombras, de que las cosas no hayan perdido su brillo inicial y perciba enseguida el principio de una sonrisa, el principio de una contrariedad en un rostro; en una palabra, de que el mundo me hable.

La vida misma como ondulación, como despliegue, la vida en pequeñas gotas más que como un tornado o un río impetuoso. Una luz más que una fuerza."  *

Lo sabemos... la vida pasa deprisa, ajena a nuestro deseo innato de permanecer y conforme van pasando los años la intuición es cada vez más fuerte, convirtiéndose en certeza. 

Aún así, no somos capaces de salir de la corriente del día a día. "La vida se impone", solemos decir. Esto parece justificar todo intento de cambio. 

Pero nuestro instinto vital no se deja silenciar tan fácilmente. Nuestra naturaleza  es también espíritu, y éste  sabe que los límites los ponemos nosotros. Siempre tenemos un margen de maniobra entre la maraña de circunstancias que nos delimitan.

Siempre podemos crear un espacio, por pequeño que este sea, para detenernos, contemplar, respirar, desear, sentir, encontrarnos y encontrar, escucharnos y escuchar, comprendernos y comprender, perdonarnos y perdonar... dejarnos amar, amarnos y amar.


Ese pequeño cambio en nuestra vida: deseado, conquistado, vivido conscientemente... vitalmente, puede no durar más de cinco minutos al día. Este breve espacio de tiempo  puede ser suficiente para que el sentido de la vida se nos cuele por cualquier resquicio y empiece a darse el milagro imperceptible pero real (parecido al de la semilla cuando muere, o al de la crisálida momentos antes de eclosionar).

Urge encontrar unos minutos al día que nos permitan escoger el camino menos transitado y, quién sabe, poder llegar a decir un día como Henrry Dabid Thoreau: Me interné en los bosques porque quería vivir intensamente; quería sacarle el jugo a la vida. Desterrar todo lo que no fuese vida, para así, no descubrir en el instante de mi muerte que no había vivido. **




* Pierre Sansot; Del buen uso de la lentitud.

** Henry David Thoreau Walden; 
La vida en los bosques.